martes, 19 de junio de 2012

Con 105 años, murió Horacio Coppola, el fotógrafo que registró cómo crecía Buenos Aires

Con mirada precisa, mostró cómo la aldea se iba convirtiendo en una gran ciudad.



Ochenta años como fotógrafo le dieron a Horacio Coppola el tiempo suficiente como para ver, y retratar, casi todo el Siglo XX.

Por su lente pasaron los más famosos rincones de Buenos Aires, la ciudad en la que nació, y en la que murió ayer, a la edad de 105 años. Y lo hizo en uno de esos días grises en los que la niebla desdibuja los bordes de los edificios porteños, como regalándole un último escenario para una fotografía más.

Nació un 31 de julio de 1906, en una familia acomodada de inmigrantes italianos dedicados a la artesanía, que le transmitieron el gusto por las artes, así como la capacidad de observar la realidad y reflejarla sin artificios. Interesado en el cine, en 1929 fundó el primer Cine Club de la ciudad, y más tarde filmaría varios documentales. “Yo nunca fui un hombre de café, me gustaba la calle, siempre fui un mirón”, diría años más tarde.

Los artistas e intelectuales del momento componían su círculo más íntimo, entre ellos Borges, para el que hizo las fotografías que aparecieron en la primera edición de la obraEvaristo Carriego, en 1930.

Viajó por el Viejo Continente, observando los cambios de comienzos de los años 30, retratando las grandes metrópolis y acercándose a las vanguardias, algo que traería consigo a su vuelta a Buenos Aires, en 1936. Vendrían con él, además, su primera mujer, la fotógrafa alemana Grete Stern y su cámara Leica. Es entonces cuando comienza a fotografiar la ciudad, por encargo de la Municipalidad. Ese trabajo culminaría en su libroBuenos Aires 1936, obra que le dio difusión y reconocimiento y que, para el historiador de la fotografía Abel Alexander “es uno de los primeros fotolibros de la Argentina”.

Aunque en 1969 realizó una importante muestra retrospectiva en el Museo de Arte Moderno, que iría después a varias ciudades estadounidenses, en los años 70 pasó desapercibido. Serían los 80 el momento en que se empieza a valorar su obra, cuando fue invitado desde Zurich a participar en una muestra de fotografía latinoamericana.

En 1985 recibió el Premio del Fondo Nacional de las Artes, y en 2005 llegó a las ferias de arte más importantes de España (ARCO) y Buenos Aires (arteBA).

Al año siguiente, el Malba hizo una retrospectiva de su trabajo. Ya para entonces, era “ciudadano ilustre” de la Ciudad. Una ciudad que con su cámara recorría solo y acompañado, de día y de noche: la calle Corrientes, la Boca, las luces de la noche porteña, como quien le busca el espíritu.

“Coppola fue el documentalista que registró Buenos Aires en su límite entre la gran aldea y la gran urbe”, señala Abel Alexander.

Sus restos descansan, desde la tarde de ayer, en el cementerio Jardín Paz de Pilar.

FUENTE: Suplemento Ñ - Diario Clarín, por Bárbara Álvarez Pla
FOTOGRAFÍA: María Eugenia Cerutti

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