martes, 18 de diciembre de 2012

La sorprendente donación fotográfica del ingeniero Bruno Lendaro


LA BIBLIOTECA NACIONAL RECIBE UN VALIOSO PATRIMONIO.
Por Abel Alexander.

El Ingeniero Bruno Lendaro es oriundo del Partido de Quilmes y, junto su esposa Liliana, emigró a los Estados Unidos hace exactamente 50 años, donde se graduó en Doctor en Ingeniería en California.

Su residencia en el Lago Elsinore en el estado de California es punto de reunión de una cierta cantidad de amigos que comparten con Bruno su pasión por la antigua fotografía, tanto en su papel de coleccionista de cámaras y obras fotográficas del siglo XIX, como también en su actividad como fotógrafo recreando viejos procesos ya olvidados en el tiempo.

Su formación en el campo del movimiento Scout, siempre lo ha impulsado a realizar las "buenas acciones" como aconsejaba su fundador el inglés Sir Robert Baden-Powell; la última de estas "buenas acciónes" es de una magnitud y generosidad que sorprende.

En contacto con Abel Alexander - asesor histórico-fotográfico de la Fototeca "Benito Panunzi" de la Biblioteca Nacional - Bruno decidió donar una colección de alrededor de 65 daguerrotipos, ambrotipos, ferrotipos y álbúminas con destino a esta institución y la cual quedará catalogada como "Colección Bruno Lendaro".

No es su primera donación ,en tal sentido el año pasado ya había donado un ejemplar de cada proceso a nuestra Fototeca para poder exhibir una muestra de estos procesos pioneros y, años antes, había realizado contibuciones significativas al Museo Fotográfico de Quilmes dirigido en ese momento por Fernando San Martín.

La Fototeca de la Biblioteca Nacional proyecta para el año próximo realizar en base a esta valiosa donación una muestra de carácter exclusivo y donde se exhibirán la totalidad de la obras donadas, con explicaciones técnicas e históricas de estos procesos, visitas guiadas y mesas redondas a cargo de especialistas.


TEATRO COLÓN. UNA VISITA EN EL TIEMPO. FOTOGRAFÍAS 1860-1960.

Importante muestra histórica fotográfica, curada por Luis Priamo.

Cuando se menciona una muestra de fotos históricas sobre el Teatro Colón pensamos inmediata y naturalmente en los conciertos, las óperas o los ballets que se pudieron oír y ver en su escenario en el pasado, es decir, evocamos el corazón artístico de la vida de un gran coliseo clásico. Buena parte de las fotos de esta exposición contradicen esa expectativa.

Lo que aquí se ofrece –sin dejar de lado a grandes figuras de la música, la ópera o el ballet que pasaron por el Colón– es una variedad de temas relacionados con su prehistoria, su larga y accidentada construcción, la relación de su monumental arquitectura con el contorno urbano y con la misma fotografía, los usos no tradicionales de su espacio escénico y la intimidad profesional de sus talleres.

La decisión de mostrar estos temas fue sugerida por los materiales encontrados durante la investigación fotográfica, y también responde al propósito de ofrecer una visión histórica matizada y de mostrar aspectos bastante ignorados del Colón. De este modo esperamos que las imágenes despierten el interés de un público más amplio que el de los amantes de la música, la ópera o el ballet.

El arco cronológico de la muestra comienza a mediados del siglo XIX con fotos de la primitiva plaza del Parque –hoy plaza Lavalle– y del primer Teatro Colón, en Rivadavia y Defensa, y llega hasta los años sesenta del siglo XX.

Fotógrafos maestros del paisaje porteño de los siglos XIX y XX como Benito Panunzi, Christiano Junior, Samuel Boote, H.G. Olds y Gaston Bourquin recobran para nosotros un mundo no tan lejano, pero que el desarrollo vertiginoso y descomunal de esta ciudad ha convertido en remoto y extraño. Excelentes fotógrafos no identificados de organismos municipales o de revistas como Caras y Caretas participan con documentos valiosos. Tampoco faltan obras de otros grandes autores fotográficos del medio argentino, como Annemarie Heinrich, Franz Van Riel, Anatole Saderman, Siwul Wilensky, Horacio Coppola y Nicolás Schonfeld, que dejaron imágenes perdurables de músicos, bailarines y cantantes.

Un tema tan vasto y variado como el Teatro Colón propone a cada espectador, sobre todo a los más familiarizados con él, su propia “visita en el tiempo”. Esperamos que la que aquí se expone resulte, a pesar de ello, del interés de todos.

LUIS PRIAMO

miércoles, 12 de diciembre de 2012

NUEVO ALMANAQUE HISTÓRICO FOTOGRÁFICO CON IMÁGENES DE LA COLECCIÓN JUAN CARLOS BORRA

Maravillosas tomas aéreas de la ciudad de Buenos Aires en los años ´20.





Siempre hemos afirmado que la inmensa mayoría de nuestra antigua fotografía no se encuentra en los grandes repositorios públicos como archivos o museos; muy por el contrario, estos invalorables documentos visuales del ayer reposan - esperando un día surgir a la luz - en millones y millones de hogares. Son las colecciones compuestas por infinitas fotografías que,  generación tras generación, van aportando a través de aquellos mágicos rectángulos los testimonios de quienes nos han precedido en la maravillosa aventura de vivir.

Un ejemplo contundente en tal sentido, lo constituye las históricas fotografías aéreas de un álbum excepcional provenientes del archivo familiar del arquitecto Juan Carlos Borra: son los increíbles registros realizados hacia la segunda mitad de la década de 1920 por su padre el fotógrafo Juan Bautista Borra y su compañero del aire el alemán Enrique Broszeit, dos audaces que con sus frágiles biplanos de tela y alambre documentaron con gran fidelidad los paisajes urbanos de aquella orgullosa Buenos Aires que ya se perfilaba como una de las grandes metrópolis de América Latina.

Son fotografías de una calidad y perfección que asombran, registros tomados con sencillas cámaras de mano desde la cabina descubierta y con el arriesgado fotógrafo asomado de lado sobre el vacío, mientras el viento pugna por arrancarlo de su estrecho cockpit.  Relevamiento aéreo que hoy a casi un siglo de distancia nos muestra los cambios arquitectónicos y urbanísticos de la ciudad o de edificios que han desaparecido como la Penitenciaria Nacional y el Pabellón Argentino.

La Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía se congratula por esta inteligente iniciativa de divulgación, que pone a la consideración del público un año calendario desplegando estas increíbles vistas aéreas.