martes, 17 de septiembre de 2013

La obra de los hermanos Ortiz Echagüe en el MIFB

Exposición temporaria
La obra de los hermanos Ortiz Echagüe en el MIFB

A partir del pasado martes 30 de julio elMIFB abrió al público la totalidad de sus salas temporarias de exhibición, espacios donde se presenta La luz, el color, la palabra; muestra que pone al alcance del público de la ciudad de Buenos Aires un extraordinario conjunto de imágenes vintage de José Ortiz Echagüe, considerado uno de los artistas más importantes de la fotografía y principal referente del pictorialismo español. Completan la muestra impactantes obras plásticas de su hermano Antonio, uno de los mejores pinceles modernistas españoles, y escritos, cartas y fotografías deFernando, otro de los Ortiz Echagüe que se afincó en la Argentina, recordado periodista del diario La Nación.
El caso de los hermanos españoles José, Antonio y Fernando Ortiz Echagüe forma parte de un proceso que merece relectura y la difusión de sus producciones artísticas e intelectuales signadas por sus vocaciones, su talento, el contexto social de su tiempo y sus decisiones vitales. Sus obras, de singular interés o belleza, permiten el ejercicio de pensar su interrelación y resignificar los contextos históricos de su producción, en el marco de un proceso de migración que ha marcado la historia e identidad de nuestros pueblos.


El acto de inauguración
En el marco de la reapertura del Palacio Noel - MIFB luego de las importantes obras de infraestructura llevadas adelante por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), el Museo Fernández Blanco (MIFB) inauguró el pasado martes 30 de julio la importante exposición que reúne por primera vez en un mismo acontecimiento cultural parte de la obra de los hermanos José, Antonio y Fernando Ortiz Echagüe.
Estuvieron presentes; la Subsecretaria de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, María Victoria Alcaraz; la Vicegobernadora de la Provincia de La Pampa, Norma Durango; el Ministro Consejero de la Embajada de España, Pedro José Sáenz; la Subsecretaria de Cultura de La Pampa, Analía Caballero; el Director General de Museos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Pedro Aparicio; el Presidente de la Asociación de Amigos del Museo,Herman Rodríguez Fudickar, el Secretario General de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, José Bereciartúa; la Presidenta de la Fundación del Banco Nación, Silvia Soto; el Director del Inadi en la Provincia de La Pampa, Santiago Ferrigno; el Director de la Casa de la Provincia de La Pampa en Buenos Aires, Pablo Rubio; el Director del Museo Fernández Blanco, Jorge Cometti y el equipo curatorial de la exhibición: Leila Makarius, Patricio López Mendez, Fabián Pieruzzini y Gustavo Tudisco.
Se hicieron presentes también en el acto directores de Museos de nuestra ciudad: Laura Buccelato (MAMBA),Horacio Torres (Museo Carlos Gardel),Darío Ker (Museo Luis Perlotti), Felicitas Luna (Museo José Hernández),Ricardo Pinal (Museo de la Ciudad); el Presidente de la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía, Abel Alexander; la Directora de la Fundación Osde, María Teresa Constantin y, Eduardo Longoni, recientemente designado personalidad destacada de la cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, entre muchas otras personalidades de la cultura.
Pero si algo tiñó de alegría y emoción el acto de apertura de la exhibición fue la entusiasta presencia de varias generaciones y ramas de la familia Ortiz Echagüe, entre ellos, Jorge y Alejandra Ortiz Echagüe, nietos del pintor, quienes brindaron cálidas palabras de agradecimiento a los equipos técnicos del MIFB por la iniciativa y la producción de la primera exposición que reúne la obra de José, Antonio y Fernando.
Jorge Cometti, director del MIFB y co-curador de la exposición se refirió entre otros temas, a la importante labor de los herederos y del Museo Atelier Antonio Ortiz Echagüe de La Pampa, para la conservación y divulgación de tan valioso patrimonio; y agradeció el apoyo del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través del Régimen de Promoción Cultural (Ley de Mecenazgo), la colaboración de laEmbajada de España, AMIFEB, la entusiasta gestión de Leila Makarius, curadora de fotografía y productora musical del MIFB y las tareas de todos los equipos técnicos de la institución, en especial los de museografía y restauración, liderados porPatricio López Méndez y Fabián Pieruzzini respectivamente, señalando especialmente al equipo de conservadores, particularmente involucrados en esta muestra.
La luz, el color y la palabra, puede visitarse hasta el domingo 29 de septiembre.
El público podrá también hacerse de un ejemplar del hermoso catálogo producido por el MIFB, gracias a la colaboración de Osde. El mismo incluye textos del historiador de arte Marcelo Marino, el periodista José Claudio Escribano y los curadores de la exhibiciónJorge Cometti y Leila Makarius.

Jorge Cometti (Director del MIFB)

María Victoria Alcaraz (Subsecretaria de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)

Norma Durango, Vicegobernadora de la Provincia de La Pampa

Pedro José Sáenz (Ministro Consejero de la Embajada de España)
Autoridades y curadores de la exhibición junto a miembros de la familia Ortiz Echagüe.
Patricio López Méndez (Curador Principal del MIFB) y Leila Makarius (Curadora de fotografía y Productora Musical del MIFB)
Alejandra Ortiz Echagüe (nieta del pintor)
José Ortiz Echagüe, Guadalajara, 1886 – Madrid, 1980
Si a Antonio le cupo en suerte una esmerada educación plástica en París a José Ortiz Echagüe lo formaron sus aventuras por el mundo, una intuición compositiva natural y un espíritu minucioso y a la vez intrépido. Es ese mismo espíritu el que lo constituye en uno de los representantes más conspicuos de la fotografía pictorialista y uno de los pioneros de la aeronavegación universal. Apenas había cumplido los 12 años de edad cuando obtuvo su primera cámara fotográfica, un sencillo dispositivo de cajón en el que podían colocarse hasta 6 placas de 8 x 8 cm, con un objetivo simple de una sola velocidad y con la que registró sus primeras imágenes de temas populares que el mismo revelaba y positivaba. Tres años después recibió como obsequio de un familiar una cámara metálica 9 x 12 "Photo Esphere" de chasis dobles adaptables al objetivo y graduable a distintas distancias focales. Con esta cámara obtuvo en 1903 - a sus 16 años de edad- la imagen "Sermón en la Aldea" que resultó en su iniciación en el campo de la fotografía artística y que luego figuraría como la más antigua de su catálogo de obras copiadas con la técnica del carbón Fresson. En esta toma también se verifican algunas de las características iconográficas y de estilo que desarrolló a lo largo de toda su carrera. Siguiendo los pasos de su padre en 1909 se graduó en la Academia de Ingenieros Militares de su Guadalajara natal.
Fue parte la División de Aerostatos durante la Guerra de Melilla y a él se debe el primer enlace en aeroplano entre España y el norte de África. En Argentina trabó relación con Jorge Newbery y siempre estuvo a la vanguardia de la evolución aeronáutica. Pero desde el aire o en sus "safaris fotográficos" priorizó su vocación estética por registrar los paisajes, los tipos costumbristas, el exotismo y los grandes monumentos de la España profunda y obstinada en la perduración de su pasado de grandeza imperial. Aunque estuvo siempre al tanto de las innovaciones técnicas y estéticas en el campo fotográfico, no le intereso captar el "instante" sino construir un estilo sólido que otorgara validez a sus imágenes identitarias, positivando todo su trabajo en la técnica del carbón directo, generando una galería de personajes "sin tiempo" y persiguiendo, en su particular estilo, fijar la tradición.


Sermón en la Aldea, 1903.
Taller de Costura, 1905.
Antonio Ortiz Echagüe, Guadalajara 1883 - Buenos Aires 1942
Las pinturas de Antonio Ortiz Echagüe son en buena medida un ejercicio de autobiografía.
En ellas está todo. Las geografías recorridas, su formación como artista junto con las influencias recibidas a lo largo de su carrera, la presencia continua de sus seres queridos y la peculiar forma de relacionarse con una cultura regionalista transnacional que a su vez conformó una especial manera de mirar al mundo durante una fase específica de la historia europea. Ortiz Echagüe incorporó el gusto por los tipos populares, por lo folclórico y por el exotismo que ya habían sido un importante elemento de renovación en el lenguaje académico hacia mediados del siglo XIX y desde mucho antes también, pero que en este momento eran esenciales para la configuración de una cultura regionalista moderna desarrollada entre 1890 y 1937. Uno de los rasgos esenciales de su obra es la continuidad en el desarrollo de un estilo al que el pintor supo sumarle capas nuevas de densidad según los espacios en donde se instaló. Los comienzos en París en donde tomó cursos en la Academie Julien y en la École de Beaux-Arts y las sucesivas estancias en Roma lo acercaron a la sistematicidad de la formación académica y tradicional, aunque es interesante destacar que las instituciones dedicadas a la formación en arte ya habían atravesado un fuerte cuestionamiento en cuanto a sus modos de entender la praxis artística. De carácter más convencional, incorporaron sin embargo muchas de las discusiones formales y de estilo planteadas por la vanguardia. El perfil de los artistas que formaban estas academias y estos contextos, y al que pertenece Ortiz Echagüe, tiene que ver con el del pintor que al tiempo que posee los instrumentos y las habilidades de la formación académica, también está capacitado para hacer una síntesis entre esta tradición y los lenguajes modernos. En el caso de Ortiz Echagüe esto se tornará especialmente rico en la construcción de su estilo.
Fernando Ortiz Echagüe, Logroño o San Sebastián, 1893- París, 1946
El periodista Fernando Ortiz Echagüe, nacido en España, en 1893, fue el más grande, el más versátil, el que accedió con impecable naturalidad a las más reservadas fuentes informativas de la Europa de las dos grandes guerras. Se lució como ninguno en la pléyade de corresponsales en el exterior de los diarios argentinos del siglo XX. Había llegado a Buenos Aires, en 1911, sin otra provisión que un modesto equipaje. En 1918, después de trabajar en La Nación, primero como cronista destacado ante el Ministerio de Agricultura, situado entonces en Florida y Lavalle, y luego como traductor de cables noticiosos, fue designado corresponsal general en Europa, con sede en París. La obra de Ortiz de Echagüe se encuentra diseminada, con invariable calidad y sustancia, en miles de páginas de La Nación, pero no de una manera anónima. Figura, con su firma, precediendo la data de las capitales eminentes del Viejo mundo desde las que despachó, entre 1918 y 1941, telegramas que concernían a la guerra, a la paz y a los entretelones bélicos que alistarían una vez más para el combate a esa Europa suicida que él mismo volvería a cubrir con sus notas, desde 1939, por segunda vez. En diciembre de 1932, escribía desde Polonia: "Aquí está preparada la mecha de la próxima guerra. ¿Quién la encenderá?" Y prevenía, a comienzos de 1938, con referencia a los Sudetes: "…si Hitler hiciera contra Checoslovaquia el acto irreparable, todo sucedería otra vez como en 1914, aunque en plazo más corto". Ortiz Echague caracterizó a los protagonistas del gran conflicto con oficio único, en crónicas certeras y bellamente escritas. Se hacía tiempo, además, para escribir sobre la frivolidad alegre de los espectáculos y las modas, a las que Europa no renunciaba en medio de terribles padecimientos. Traía, también, al conocimiento de los lectores lo que deparaban de antiguo y de más moderno los museos aún abiertos y lo que pensaban, con las abstracciones de lo eterno, sus poetas y filósofos, o lo que producían novelistas y científicos.
Fernando, dibujado por su hermano Antonio.
Fernando en Biarritz con su hermana Encarnita y sus sobrinas.

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