Más de trescientas fotografías y una investigación histórica fotográfica de Osvaldo Mondelo, nos invitan a reconstruir en imágenes distintos aspectos –algunos pocos difundidos- de la vida de unos de los pueblos originarios de la Patagonia: los tehuelches.
En ese aislado escenario natural, llega a fines del siglo XIX la cámara fotográfica, que registrará fragmentos de un tiempo cultural y un espacio histórico. Junto a las “vistas” de los paisajes naturales, está la mirada de los fotógrafos de la época, sobre el “indio”. Al principio de los fotógrafos itinerantes o aquellos que formaban parte de expediciones científicas, militares, mas tarde de los profesionales y los productores de postales.
Precisamente la fotografía antigua será el elemento narrativo de este trabajo donde el autor nos plantea una relectura del documento fotográfico con el propósito de viabilizar la imagen del indígena.
Está el primer registro fotográfico de un tehuelche, realizado en Punta Arenas en 1863. Un año más tarde son retratados en galerías fotográficas porteñas, Casimiro Bigua y su hijo Sam Slick. Hay documentos del año 1899 que revelan como los tehuelches celebraban el 25 de mayo, con banderas argentinas en el caserío de Río Gallegos. Imágenes del pacifico cacique Orkeke y su gente detenidos por el Ejercito nacional cerca de puerto Deseado y trasladados en calidad de prisioneros de guerra a Buenos Aires. Retratos de Pikshoshe, en Berlín, llevado desde Punta Arenas, a Alemania para ser exhibidos en circos y zoológicos humanos. Fotos, muy poco difundidas en la Argentina, de una delegación de tehuelches enviados desde la reserva de Kamusu Aike a la Feria Internacional de Saint Louis en 1904 para participar en una competencia de destrezas con otros pueblos “nativos” de América, Asia y Africa.
“La fotografía contribuyó a construir la invisibilidad de los tehuelches y a sostener en el imaginario una historia muchas veces fragmentada, adulterada y mistificada. Sin embargo en el documento fotográfico parte de la realidad histórica se filtra y expone. La lente capta más de lo que vio el fotógrafo” Sostiene Mondelo.
El libro, escrito en castellano e inglés, con prólogos de Alicia M Kirchner, Ministra de Desarrollo Social de la Nacion y del investigador histórico fotográficoAbel Alexander, constituye un valioso aporte al conocimiento de la historia de los pueblos originarios de la Argentina.
Un comentario especial merece el rescate del disperso patrimonio iconográfico de la etnia tehuelche. Para ello, su autor ha realizado una extensa recopilación en archivos y colecciones fotográficas públicas y privadas, tanto en el país como en el exterior. En un rastreo que va desde álbunes de familias pioneras de la Patagonia, hasta los repositorios fotográficos del Archivo General de la Nación, la Academia Nacional de Historia, el Museo de Ciencias Naturales de la Plata, el Museo Etnográfico de Buenos Aires, el Museo de Ciencias Naturales de la Plata, el Museo de Antropología de Estocolmo, Suecia, el Museo Du Quai Branly, París, el Museo Histórico de Missouri de los Estados Unidos, la Universidad de Magallanes, Punta Arenas, Chile y las prestigiosas colecciones privadas de los investigadores Juan Gómez, Héctor Pezzimenti, Daniel Sale y el doctor César Gotta.
Las imágenes narran por si solas las vicisitudes que sufrieron hombres, mujeres y niños tehuelches durante su contacto con la civilización blanca, pero una cuidadosa selección de textos, escritos por viajeros exploradores, naturalistas, geógrafos, misioneros, gobernantes y fotógrafos sirven de marco referencial histórico. Destacándose entre otras crónicas las de George Musters, Ramón Lista, Maggorino Burgatello, Henry De la Vaulx, Nicanor Larrain, Clemente Onelli, Hesketh Prichard y el propio Faustino Sarmiento. Complementan recortes de diarios y revistas, tales como El Mosquito, Caras y Caretas, PBT, el Progreso de Buenos Aires, El Mercurio de La Plata, El Comercio de Punta Arenas y el Heraldo del Sur de Río Gallegos, entre otras legendarias publicaciones.
Otro mérito del libro, es el capítulo Detrás de las cámaras, donde el lector se encontrará con imágenes y una breve reseña de la vida profesional de los fotógrafos que retrataron a los tehuelches. Se trata de un aporte valioso para los historiadores y un punto de partida para nuevas investigaciones.
La obra declarada de interés cultural contó con los auspicios de la Presidencia de la Nación, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el Ministerio de Turismo de la Nación, Lotería Nacional, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y la Asociación Cultural Díscepolin de Río Gallegos.
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