sábado, 26 de noviembre de 2011

Los pioneros que dijeron whisky

El misterioso caso de un libro del siglo XIX, con fotografías de San Rafael, que fue encontrado en la Biblioteca General San Martín.

En Mendoza ya existe un nuevo nombre, otra historia más por conocer, a partir de un libro misterioso y casi fantasmal, simple apenas en su título: “Vistas de San Rafael – Provincia de Mendoza”.

Es un volumen con tantas fotografías que apenas si hay una línea de texto, minimalista como el más actual, a lo largo de su recorrido. Ni siquiera se sabe con exactitud cuándo fue editado e impreso. El cálculo más “joven” lo hace añejo y complejo, como pocos vinos de guarda: por lo menos un siglo de existencia. El autor de las fotografías, allí donde se haya escondido, tuvo apellido, Caruana, y apenas dos letras, a modo de iniciales: “L.A.”.

Ésta es una breve historia acerca de un fotógrafo fuera de catálogo, artífice de escenas extraordinarias y, por varias razones, ineludible. "La invención de la fotografía hizo en el arte una revolución tan grande como la invención de los trenes en la industria", se ha dicho, con sobradas razones.

Hay apenas dos ejemplares de este libro de fotografías, texto de pulcro diseño y concepto gráfico que nada envidiaría a las mejores ediciones contemporáneas de libros de arte. Estos trabajos eran llamados “álbum”, la nomenclatura de la mayoría de estos testigos de la historia.

Ambos ejemplares se encuentran entre distintas secciones de la Biblioteca San Martín, próximos a su restauración. Es un par que se encuentra igual que aquellos parientes perdidos y olvidados, en formato televisivo. Existe un tercer ejemplar, aunque en manos de un coleccionista privado (nunca mejor aplicada la expresión “en manos de un coleccionista privado”). Un cuarto, en la biblioteca del Museo de Historia Natural de San Rafael.

Aquí, algunas de las imágenes que desnudan un San Rafael joven y desconocido.

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Fototipia

Fue el método empleado con las fotografías de Caruana para la impresión del libro. En 1868, Eugene Albert en Munich mejoró la fototipia, cercana a la litografía pero realizada sobre vidrio. Este proceso permitió la construcción de máquinas a motor capaces de tirar hasta mil pruebas de una misma placa con una sutileza notable. El procedimiento permitía tirar un número limitado de 500 copias, ya que una vez deteriorada la gelatina se perdía nitidez. Fue un sistema común para la impresión de postales, desde 1897 hasta mediados del siglo XX.

Marco histórico

Desde 1880 el naturalismo está en todo el arte y se une a la imprenta rioplatense, que se perfecciona e incorpora tecnología industrial más avanzada, aunque muchos autores y editores, por costo o prestigio, aún enviaban originales a las prensas de Viena, París, Leipzig, Barcelona y Madrid.

Jacobo Peuser se inicia como editor en 1881 con el volumen "Descripción amena de la República Argentina", de Estanislao Cevallos. Allí se realizaron las primeras fototipias y fotocromías del país y donde se compone el primer libro en linotipo (1898).

Fotógrafos de viajes

Entre viajes célebres, al calor de la aventura con el propósito de ilustrar libros, se destacan los de Charles Clifford a España, Désiré Charnay a México, Robertson a la India, Carla Ponti a Venecia y Roben Mac Pherson al Vaticano.

Libros raros y en remate

Hace 4 años, el Catálogo de Subasta presentado por la casa Bullrich, Gaona, Wernicke presentó un ejemplar que tuvo mejor suerte que “Vistas de San Rafael”. Es que salió a la venta un texto que podría guardar algunas similitudes, o por lo menos aproximarnos. Es el caso de “El Gran Chaco Argentino”, bajo la autoría de Melitón González, editado en 1890 por la Cía.

Sudamericana de Billetes de Banco. Las medidas del ejemplar son similares a “Vistas…” ( 20,7 x 15 cm). Se trata de impresión “dedicada al Instituto Geográfico Argentino”. El índice es un viaje intenso: “Exploración de los Ríos Bermejo, Negro, de Oro”. Posee ilustraciones, 14 fototipias, vistas “de edificios, indios Tobas, establecimientos San Carlos, Las Palmas”. El precio base, hace cuatro años, era de 100 dólares.

Horacio Quiroga, fotógrafo en la selva

Leopoldo Lugones en su libro “El Imperio Jesuítico”, de principios de 1900, detalla el trabajo como fotógrafo del escritor Horacio Quiroga.

Lugones llegó en misión oficial a las ruinas de las reducciones jesuíticas, contratando al escritor para lo que sería, al fin, su viaje iniciático por la selva. Quiroga, deslumbrado, luego se instalaría en el Chaco, donde compraría 185 hectáreas en San Ignacio.

Dirá Lugones sobre aquel trabajo: “Los dibujos y los planos que presento - entre los cuales sólo hay dos fotografías - tienden realmente a “ilustrar” el texto, sin esperar que el lector se divierta; por lo demás, los datos incluidos en él sobran hasta para guiar a los “turistas”, si su intrépida ubicuidad llega a derramarse por aquellos escombros...”. 


Autor: Mauricio Runno 
Fuente: Diario Los Andes - Suplemento Estilo 
Domingo 20 de noviembre, 2011.


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